La explosión de un coche bomba en una calle principal, a las afueras de Mogadiscio, la capital de Somalia, ha provocado este sábado la muerte de al menos 76 personas y más de un centenar de heridos, según informaron fuentes médicas.
Entre las víctimas se encuentran agentes de la policía, trabajadores y jóvenes universitarios que transitaban por la zona. El brutal ataque acabó también con la vida de varios extranjeros, entre ellos, dos ingenieros turcos.
Tres kilómetros separan el control de seguridad KM7 Ex-control Afgoye, donde un coche con explosivos hizo temblar ayer a primera hora el noroeste de la capital somalí, de la zona en la que otro brutal atentado, también con vehículos bomba, mató a más de 500 personas el 14 de octubre de 2017.
Alrededor de las ocho de la mañana, un vehículo, descrito por algunas personas como una furgoneta, hizo estallar su carga explosiva en un área atestada de minibuses con estudiantes, trabajadores, vendedores ambulantes, patrullas de policía y comercios.
El coche saltó por los aires junto a una empresa de recaudación de impuestos de Tráfico, al que acuden a diario cientos de personas, y al lado de las obras para la construcción de la carretera que une Mogadiscio con Afgoye, al oeste de la capital somalí.
“Ha sido devastador, porque había muchísima gente, sobre todo estudiantes que viajaban en bus. Todo lo que he podido ver son cuerpos desparramados”, señaló Sakariye Abdukadir, uno de los presentes en la zona, “algunos calcinados hasta el punto de ser irreconocibles”.
Las primeras imágenes difundidas en las redes por los testigos del atentado mostraron los cuerpos cubiertos de decenas de personas, entre los amasijos de vehículos y edificios reventados por la potencia de la explosión, una escena propia de un bombardeo aéreo.
«Mando mis más profundas condolencias a las familias y amigos que han perdido a seres queridos”, detalló el presidente somalí, Mohamed Abdulahi Farmajo.
La brutalidad de la masacre, no obstante, refleja la debilidad del Estado somalí para garantizar la seguridad en un país en conflicto desde hace casi tres décadas, así como las dificultades que tiene la misión de la Unión Africana, con 20.000 uniformados en el país, para vencer al terrorismo.
Con información de El País