Especial fotográfico


Coahuayana: ciudad de desplazados, ahora, casi albergue

En los límites de Michoacán y Colima, la cabecera municipal de Coahuayana es prácticamente un albergue para personas desplazadas por la violencia; en casas y cuartos en renta viven aproximadamente 300 personas procedentes principalmente de Aquila, también de Coalcomán y de Colima; son familias enteras que tuvieron que salir de sus casas por la violencia del crimen organizado.

Fotografía: Enrique Castro

Cuando comenzó en el 2013 en tierra caliente el movimiento de autodefensas contra el cartel de los Caballeros Templarios, la “onda expansiva” llegó hasta la costa; Aquila y Coahuayana se levantaron contra los que “oprimían y extorsionaban” a las poblaciones en el lugar. El asesinato del hermano de Héctor Zepeda Navarrete, “el Teto” lo obligó a organizar a las personas y formar el grupo de comunitarios o autodefensas de Coahuayana, desde ese día, el municipio se ha convertido en una zona segura, los productores de plátano y papaya pudieron trabajar sin extorsiones o cuotas, según algunos que omiten sus nombres. Existe la figura del Ayuntamiento y los grupos auxiliares de seguridad.

Fotografía: Enrique Castro
Fotografía: Enrique Castro
Fotografía: Enrique Castro

La ciudad tiene movimiento día y noche; muchos trabajadores, empresas, negocios y vida nocturna, hay mucho turismo debido a la zona costera y las playas.

También, se ha creado una especie de “esfera” de seguridad, como municipio seguro debido a estos sistemas, al menos eso dicen algunas personas que viven ahí, desplazadas.

Carmela ( nombre ficticio por motivos de seguridad): “Yo soy una persona desplazada, nos salimos en el 2019 y ahora estamos viviendo en Coahuayana; salimos por la violencia y delincuencia que había en ese lugar a raíz de que mataron a mi sobrino porque querían entrar a la localidad, querían unos terrenos y mi hermano nunca los dejó, llegaron y mataron las vacas; después mi hermano entró de comunitario, ahí nos quedamos pero ahora mataron a mi sobrino por venganza, llegaron por él se lo llevaron en la madrugada y lo golpearon y no supimos nada de él; nos pusimos a buscarlo pero nadie nos daba información, otro día en la mañana nos llegó un aviso de que estaba tirado a bordo de carretera, me tocó ir a levantar el cuerpo. Fuimos con una tía, lo trajimos y entonces nos dijeron que, si salíamos de ahí, para llevarlo al panteón, nos iban a matar, lo enterramos ahí en el solar de su abuelita, y después, luego luego nos salimos”

Ahora, la familia vive en una casa en la cabecera, pero en la periferia; en una casa de dos cuartos de tabique sin pintar, pocos muebles y pertenencias.

Fotografía: Enrique Castro
Fotografía: Enrique Castro

Al momento de llegar al lugar, los cuartos están cerrados; hay personas de la familia que platican como se vive ahí; la cocina está en la parte de afuera, los trastos pegados en la pared; dentro, en un cuarto, hay mucha oscuridad y un altar religioso ilumina un poco la escena. Un ropero y una cama es todo lo que hay.

Fotografía: Enrique Castro
Fotografía: Enrique Castro

Ahí, Carmela sigue con la plática: “Aquí hay más seguridad porque están los comunitarios, no encontramos otro lugar, aquí llegamos. Todos nos salimos juntos, mi mamá y mi tía; somos muchos. Empezamos a buscar trabajo, queríamos regresar, pero no pudimos”

Carmela, dentro de su cuarto, prefiere que nadie le tome fotos para no estar expuesta, solo un rayo de luz que entra por las maderas rotas de la supuesta ventana ilumina su rosto; su boca revela lo difícil que es hablar sobre el tema, comenta que han intentado regresar: “Mi mamá se regresó al rancho, tenía una semana y llegó la Fiscalía de Lázaro Cárdenas, venía la maña infiltrada, encapuchados, golpearon a un hermano y se lo llevaron junto a mi mama y a mi cuñada a la Fiscalía. Mi mamá salió en 24 horas, mi hermano en una semana, ellos decían que era el líder, ellos inventan delitos, le pusieron un chaleco y colgaron un rifle, le tomaron fotos en la playa; salió en los periódicos; con su nombre y que era el líder de ahí, y no es así. Legalmente no debía nada, por eso salió”

La franja costera de Michoacán está dividida; autodefensas y Policías Comunitarias se encuentra en Coahuayana y Aquila, En Lázaro Cárdenas, hay presencia del crimen organizado, parte de Caballeros Templarios y “Los Tena”. Además, desde Colima el Cartel Jalisco Nueva Generación acecha y ataca, hasta con drones con explosivos.

Evangelina Contreras, es activista y forma parte del Colectivo de búsqueda de personas desparecidas: Desaparecidos de la Costa y feminicidios de Michoacán AC; ella es de Caleta de Campos y es desplazada después de la desaparición de su hija, en entrevista telefónica habla sobre la situación en Coahuayana: “Eso es lo que es, una ciudad albergue de personas refugiadas, el tema está difícil, ya no caben en la ciudad; los que están desapareciendo en Colima es la gente desplazada de Michoacán, como ya no caben se van a Colima y los matan, aunque sean inocentes, nomás porque son de Michoacán”.

Ella también ha vivido ahí como desplazada ahí, ahora salió y participa en Caravanas de búsqueda de personas desaparecidas en Michoacán: “(Coahuayana) Es un buen lugar porque está protegido, no hay crimen organizado, ahí se refugian las personas, no solo hay gente de Michoacán, también de Colima que vienen huyendo, principalmente familias”

También, Evangelina ha estado cerca de los gobiernos, ella dice que el Presidente Municipal de Coahuayana ha ofrecido ayuda: “Estuvimos con Alejandro Encinas y Rosa Isela en Ciudad de México, se comprometieron a apoyar con viviendas y el presidente municipal dijo que el donaba 4 hectáreas en Coahuayana para construir casas para los desplazados”.

Los que llegan a vivir ahí, deben pagar rentas que son caras, “antes eran bien baratas, una casa en 1500 ahora, se rentan en 3 mil una de dos cuartos” comenta Lucina Pulido, desplazada de Pichilinguillo que vive también ahí. “la mayoría busca trabajo aquí, en el plátano, que es donde hay” termina Pulido

La zona es principalmente productora de plátano y coco; los platanales se observan en toda la carretera y cuando hay corte, hay camiones en las huertas y los cortadores corren de un lado a otro llevando las pencas envueltas de bolsa para exportación. Héctor Zepeda, “Teto” afirma que el Crimen organizado se involucra de esa forma; vendiendo droga a cortadores”.

Fotografía: Enrique Castro
Fotografía: Enrique Castro

Por la noche, un recorrido de vigilancia pone alerta a la policía comunitaria, en el radio se escucha: “Acabamos de descubrir unas pintas en una pared”. Al llegar al lugar una pared frente a una escuela tiene pintadas las siglas del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Teto comenta: “Esas ya estaban, quieren entrar por aquí, nos han emboscado aquí cerca, pero estamos en alerta”.

Fotografía: Enrique Castro

Carmela, finaliza la plática: “Yo quisiera que el gobierno hiciera algo, que fuera honesto y que nos ayudara, que vea lo que pasa y que no apoye al crimen organizado, ellos vienen con autoridades, con la Fiscalía. Es lo que más quisiera, regresar a mi casa a vivir ahí, tenemos todo. Aquí no tengo nada; es el sueño de mis hijos regresar, aunque es humilde, pero vivíamos muy tranquilos. No se puede ir, hay mucho temor, no hay confianza, nomás llega uno ahí y ellos llegan (Crimen Organizado).

Evangelina, o Doña Eva como la conocen en muchas partes, finaliza la entrevista: el recién formado comité del gobierno para el desplazamiento, no nos ha hablado para nada. Están abandonando a los de Michoacán, al desplazamiento interno”. Cuando el conflicto en el municipio de Aguililla escaló, hubo muchas familias que huyeron a Tijuana por que doña Eva dice: “Este comité debe voltear a ver el desplazamiento interno y atender a las familias, que no voltee a Tijuana y que vea aquí. Muchas familias de Tepalcatepec ya regresaron a sus comunidades; los de Aguililla están regresando, los de Coalcomán están desplazándose aún más, ahí no ha parado”

3 agosto, 2022
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