Tres perritos que fueron abandonados cerca a las inmediaciones del Instituto Tecnológico Superior de Pátzcuaro (ITSP) se convirtieron en policías universitarios y hace una semana recibieron su credencial que así lo acredita.
Ante el temor de que fueran llevados por la perrera, los estudiantes, personal administrativo y docente solicitaron a la directiva del Instituto que dejara a los peludos quedarse, rodeados de cuidado y amor, y mejor aún, con un empleo.
Por eso desde hace una semana se les entregó su credencial, igual a la que portan los trabajadores y alumnos, que los convierte oficialmente en policías del ITSP.
Athenea Torres, una de las trabajadoras del Tecnológico, relató que Negro llegó hace 3 años, Yuli hace un año y medio, y Terry, la más joven, hace 8 meses. Esta última solo tiene tres patitas debido a un accidente que tuvo, pero que con rehabilitación y el cuidado de todos en el instituto pudo recuperarse.
«Aquí se fueron quedando a dormir, y como nadie los corría se comenzaron a pasar a los edificios, los dejan entrar a los salones y a la biblioteca, a veces son más obedientes que los chavos», relata con una sonrisa.
Dijo que en una ocasión la perrera se los quería llevar, pero los vigilantes de la escuela los protegieron y los metieron al Tecnológico. Para evitar que volviera a pasar y fueran sacrificados, los esterilizaron y vacunaron, y decidieron colocarles una identificación.
«Para la comida ponemos un botecito en el checador y cada quien pone su pesito, los alumnos se organizan y les compran sus kilos, afortunadamente son muy queridos y nunca les falta alimento, ni en vacaciones», resalta.
Boehringer Ingelheim Animal Health reveló hace dos meses que México es el país de América Latina con más perros callejeros, con un 70 por ciento en esa condición.
Además un 75 por ciento no han recibido una vacuna o desparasitación en toda su vida, lo que se convierte en un riesgo para la salud pública y un foco de infección para otros peludos.
Así que no hay mejor ejemplo que el Instituto de Pátzcuaro, quien además de cuidar de estos peludos, también les dio empleo.
Fotos Athenea Torres