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El 25% de los michoacanos, susceptible a formar parte del crimen organizado: especialista

César Vázquez / @LetraMia

Morelia, Michoacán.-El 25 por ciento de los michoacanos son susceptibles a formar parte de las filas del crimen organizado o convertirse en homicidas, ello al estar dentro de la población más pobre, que los convierte en el sector principal que está a merced de quienes pueden pagar para corromperlos. 

A ello se suma a las condiciones precarias de educación y carencias sociales en que se desarrollan, elementos que conjugados pueden convertir a un individuo en un psicópata que puede llegar a cometer los más atroces asesinatos. 

Así lo refirió la doctora Feggy Ostrosky Shejet, durante una visita de trabajo en la Universidad Michoacana, en entrevista refirió que los psicópatas nacen y otros se hacen; los primeros tiene que ver con la herencia genética y los segundos con el ambiente social y familiar en el que se desarrollan. 

De acuerdo a los datos aportados por la investigadora, quien es autora de 14 libros relacionados con la neuropsicología y psicofisiología, en México existen alrededor de 100 mil psicópatas, considerados los asesinos más despiadados, el 25 por ciento de esa población está en las cárceles penitenciarias purgando una condena. 

Freggy Ostrosky es especialista en analizar las emociones morales y trastornos de la moralidad, herramientas que se buscan incluir en un nuevo sistema jurídico que ayude a los jueces a tomar decisiones más justas, apegadas a una realidad de trastorno social, aunque aún es un camino por transitar. 

En Michoacán busca allegarse a estancias de procuración de justicia, luego que en el estado no existen forenses psicológicos, pero ya hay investigaciones que apuntan al campo de la investigación de la neurobiología. 

De acuerdo a la especialista, ella ha tenido la oportunidad de valorar neuropsicológicamente  a diversos criminales entre los que sobresale el crudo caso de la multihomicida Juana Barraza, mejor conocida como ‘La Mataviejitas’. 

Su libro más sonado por estos casos relacionados con la neurobiología de la violencia es el titulado, Mentes Asesinas, donde expone el correlato neurofisiológico de la violencia en el papel del funcionamiento cerebral en delincuentes violentos. 

Partiendo de la premisa de que la violencia es un problema de salud pública, porque está íntimamente relacionado con la rutina que mueve al ser humano a dañar a propios y extraños, se resume que es un fenómeno muy complejo que tiene dos orígenes.

El primero, se asocia a factores de riesgo familiares que marcan la conducta de un individuo y de grupos sociales que van desde el ambiente de carencias en que se desarrollan, los mensajes que se reciben a través de los medios de comunicación, la calidad de educación y hasta en la capacidad de asombro que se pierde cada día. Estos últimos casos están viviendo un cambio muy rápido.

Estas afirmaciones se sostienen, según la especialista, al estudiar individuos muy violentos, donde se hacen mediciones cerebrales de las reacciones y estímulos cerebrales al poner al individuo frente a una situación que le genera reacciones emocionales. 

Se registran las actividades eléctricas, historias clínicas de sus vidas y estudios genéticos, que al final arrojan que en esta población hay estilos de crianza de padres inapropiados. 

Según un catálogo de conducta, los papas pueden ser dictatoriales, muy permisivos, indiferentes, o autoritarios pero democráticos; el tipo de padres determina el tipo de crianza que va a desarrollar cada persona. 

Los hijos de padres autoritarios no tiene control de sí mismos porque nunca tuvieron la oportunidad de decidir por sí solos; los de padres permisivos no tienen auto control y eligen sin medir consecuencias; el vástago de padres indiferentes es lo peor en la sociedad porque no tiene una guía ni patrón de conducta para seguir; el individuo que mejor funciona para ser comprometido con su núcleo social es el que tuvo un padre autoritario democrático. 

Los hijos a los que se les crean ambientes propicios para ser delincuentes se separan en dos grupos, en el primero de los casos hay individuos que padecen de una psicopatía o trastorno de personalidad, se manifiesta en tres aspectos: son encantadores superficiales, manipuladores, utilizan a los demás para su propio medio; en el segundo caso se pierde la esperanza emocional, no tienen empatía para experimentar sentimientos de culpa ni vergüenza, son parásitos sociales y utilizan a los demás para su propio fin.

“En estos dos grupos se catalogan a un millón de mexicanos, que son psicópatas, en la cárcel están un 25 por ciento, estos son los que comenten los crímenes más violentos, más sanguinarios, no son los que se dejan dominar por la ira, sino los que se consideran entes del mal”, expuso la también Premio Nacional de Investigación en Psicoanálisis. 

Fuera del núcleo familiar también hay factores que terminan por explotar estos sentimientos, como la violencia que genera el narcotráfico, esto repercute  en conductas individuales, “entre ellos mandan sus mensajes que amedrentan a los grupos a los que están dirigidos, pero tiene un efecto secundario en toda la gente que se está desensibilizando a la violencia; aquellos están utilizando a los medios para difundir su mensaje, y está funcionando, se pierde el sentido de tragedia”, replicó Ostrosky Shejet.

Según la doctora, la violencia se define como la conducta que se adquiere cuando se tiene la intención de causar un daño físico o psicológico, y aunque hay factores que lo protegen, el ser humano es un ente social, necesita tener interacción social, depende de las relaciones que pasan en su entorno. 

“Pero si se observa que las familias están desintegradas, que hay presión económica, que la globalización gana terreno poniendo la premisa que vale más el que tiene el mejor coche, estamos en una sociedad que favorece este tipo de conductas”, refirió. 

Así, la conducta de un individuo se marca desde su niñez, como el bullyng, fenómeno que no se termina cambiando a los niños de escuelas, los niños seguirán siendo agredidos o el agresor seguirá siendo agresor mientras no exista un cambio integral. 

“Estos cambios se pueden hacer desde los núcleos familiares, hay una patrón social que indica que la violencia penetra en los grupos sociales que no están unidos, pero en la medida que yo te perciba como alguien que se esfuerza es más difícil hacerte daño, en la medida en que yo te cosifique es más fácil causarte daño”, ejemplificó. 

Ante esto no se puede negar tampoco el ambiente social externo, que complica las situaciones conductuales y que genera condiciones para que la violencia explote. 

“El fenómeno de la globalización está muy presente, además del fenómeno familiar, donde las familias no trabajan en conjunto con la escuela, o el fenómeno del narcotráfico que está atrapando a los ninis, que de acuerdo al bono demográfico, es el mayor grupo social de México, pero también el más vulnerable a caer en ambientes de violencia, porque no hay oportunidades de desarrollo, el crimen les ofrece dinero y fácilmente puede conseguir que maten a otras personas”, expuso la especialista. 

Cómo prevenir engendrar a un psicópata 

Según la especialista en Neuropsicología, todos somos asesinos potenciales genéticamente, luego que todos los individuos tienen un gen asociado con la maldad, que se puede o no desarrollar, y que está íntimamente ligado con el morbo. 

“A todos nos gana el morbo, si vemos a una persona descuartizada volteamos a ver sin poder contenernos, es una reacción natural, pero unos lo hacen como prevención, ‘para que a mí no me pase’, otros lo hacen por goce, no es lo mismo ver a un cuerpo descuartizado, que sacarte fotos con el cuerpo descuartizado”, evaluó. 

Aunque para identificar a un verdadero psicópata se requiere de la evaluación de un especialista, partiendo de que los psicópatas nacen y se hacen, Freggy Ostrosky expuso que hay patrones comunes en la infancia de este tipo de personalidades, entre sus conductas sobresale que tienen una fascinación por jugar con fuego, queman cosas que usualmente no suele hacer una persona normal, y además maltratan atrozmente a los animales, no golpeándolos, sino hiriéndolos o matándolos de manera atroz, como prenderles fuego estando aún vivos. 

“Las conductas de las personas están ligadas a la educación de los padres, pero también influyen factores como la pobreza, la poca educación y la globalización; hacer frente a este tipo de conductas requiere de una atención integral, atacar la pobreza, porque una persona que carece de todo en un mundo globalizado, es capaz de matar por dejar de padecer”.

28 junio, 2015
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