Un incendio en un hospital para pacientes de Covid-19 en Irak cobró la vida de hasta el momento 92 personas, mientras que otras 100 resultaron heridas.
La sociedad iraquí enfrenta un nuevo revés. El lunes, un incendio arrasó con la planta del hospital Al-Hussein, en la provincia de Dhi Qar, dedicada al tratamiento de pacientes con Covid-19; accidente que ya ha dejado 92 muertos y más de un centenar de heridos.
Según las autoridades locales, el fatídico fuego habría comenzado la noche del 12 de julio cuando las chispas de un cableado defectuoso se propagaron a un tanque de oxígeno, algo que lo hizo explotar y desencadenó el caos en la ciudad del sur de Irak.
Con la conflagración ya controlada, este martes los bomberos y equipos de rescate comenzaron a buscar más cadáveres entre los escombros del edificio, a pesar de que el humo dificultaba los operativos.
«El fuego ha atrapado a muchos pacientes en la sala de Covid-19 y los equipos de rescate tienen dificultades para llegar a ellos», dijo un trabajador sanitario a la agencia Reuters, justo antes de entrar al edificio en llamas.
Mientras tanto, el Ejecutivo convocó reuniones urgentes para definir el origen del incendio, mandar ayuda médica de forma inmediata y rastrear a los responsables de la tragedia. Por el momento, se ha ordenado la suspensión y la detención de los directores de Salud y de Defensa Civil de Nasiriya, junto al director del hospital Al-Hussein.
La indignación de los iraquíes por la negligencia
Tras el accidente, son muchas las personas que se reunieron en torno de la morgue de la ciudad para exigir rendición de cuentas por lo que señalan como negligencia. Muchos de los que allí se reunieron estaban esperando los cadáveres de sus familiares.
«No hay una respuesta rápida al incendio, no hay suficientes bomberos. Los enfermos han muerto quemados. Es un desastre», dijo Mohammed Fadhil mientras esperaba que le entregaran el cuerpo de su hermano.
Son muchos los que todavía recuerdan a la perfección un incidente similar que dejó 82 muertos y más de 110 heridos en un hospital de Bagdad, la capital, el pasado mes de abril.
El director de la Comisión semioficial de Derechos Humanos de Irak, Ali Bayati, se refirió al hecho y dijo que la explosión del lunes acusa la ineficacia de las medidas de seguridad, dentro de un sistema sanitario muy deficiente a causa de la guerra y de las sanciones contra la nación de Medio Oriente.
«Que se repita un incidente tan trágico pocos meses después significa que todavía no se han tomado medidas suficientes para prevenirlos», señaló Bayati en relación con el accidente.
Algo constatado por los propios trabajadores de la salud del centro hospitalario. Algunos incluso indicaron que ya habían recurrido al Gobierno local para pedir la aplicación de medidas de seguridad como aspersores contra incendios o alarmas que avisen sobre las llamas, de las que carece el hospital Al-Hussein.
«Nos hemos quejado muchas veces en los últimos tres meses de que podría ocurrir una tragedia en cualquier momento, pero cada vez recibimos la misma respuesta de los responsables sanitarios: ‘no tenemos suficiente dinero'», dijo un médico a la agencia Reuters, que no quiso dar su nombre y que terminó su turno en el hospital unas horas antes del incendio.
Pero la sociedad civil no fue la única que señaló a los gobernadores locales por negligencia y corrupción. Desde el Gobierno central el mismo presidente, Barham Salih, también lo hizo.
«La catástrofe del Hospital Al-Hussein, en Dhi Qar, y antes de eso, del Hospital Ibn Al-Khatib en Bagdad, es producto de la corrupción persistente y de la mala gestión que ha subestimado la vida de los iraquíes y ha impedido reforzar el desempeño de las instituciones. La difícil investigación y la rendición de cuentas de los negligentes es el consuelo de nuestros mártires y sus familias. Es necesaria una revisión estricta del desempeño de las instituciones y la protección de los ciudadanos», apuntó el dirigente a través de redes sociales.
Por su parte, el primer ministro Mustafa Al-Kazemi prometió justicia para personas como Imad Hashim, que perdió a su madre, cuñada y sobrina a causa de las llamas.
«Un equipo de gobierno de un grupo de ministros y líderes de seguridad se dirigirá inmediatamente a la gobernación de Dhi Qar para hacer un seguimiento de los procedimientos sobre el terreno y esclarecer los hechos», sostuvo el primer ministro tras las reuniones de urgencia con altos cargos ministeriales.
El director de Salud de la provincia de Dhi Qar, Sadam al Tawil, ha presentado su dimisión tras el incidente y el Gobierno provincial ha decretado tres días de luto por las víctimas del incendio.
El sistema sanitario iraquí, muy afectado por la guerra y las sanciones, está luchado para hacer frente a su peor oleada de Covid-19, que ya ha dejado 17.592 decesos y más de 1,4 millones de contagios en el país.
Información de Reuters y EFE.