Pasan los días desde el anuncio de la inminente caída de Nicolás Maduro prometida por Juan Guaidó el 23 de Enero y a pesar del sabotaje y el intento de crear las condiciones para que una turba popular sepulte al chavismo y a su cúpula parece cada vez estar más cerca del ridículo absoluto.
La oposición venezolana se ha encargado de cavar su propia tumba, desde su triunfo en la elecciones legislativas de finales de 2015, las pugnas internas, sus pésimas lecturas y sus fracasadas acciones les han llevado al punto de la desesperación máxima y contar con una cada vez más decrecida base social.
Durante el 2016 año en que el sabotaje en las lineas de distribución se exacerbo y con la oposición controlando la Asamblea Nacional los días del chavismo parecían haber estado contados, la MUD había ganado por primera vez en 16 años unas elecciones y contaba con apoyo popular, su lectura fue que de continuar rompiendo la vida cotidiana de la población venezolana el enojo contra Nicolás Maduro culpado por el caos generado iba a terminar derrocándolo, cosas que nunca sucedió.
A principio de 2017, la MUD convocaba más gente a la calle que ningún otro momento en la historia, las guarimbas del año 2017 convocaron por más de 5 meses un caudal de gente que desacreditaba el gobierno chavista, pero la intensificación de la violencia durante las protestas termino con la vida de 117 personas cifras oficiales, y una radicalización que incluyó el robo de un helicóptero que lanzó granadas sobre el TSJ y la utilización de armamento de guerra para confrontarse con elementos de seguridad, esto solo fue minándole a los lideres opositores legitimidad para con sus propios seguidores, prometer cosas imposibles de cumplir ha sido uno de los errores de la oposición para perder apoyo popular.
Desde la aparición de Juan Guaidó en Venezuela se ha demostrado una cosa, la oposición venezolana cuenta con el apoyo de EE.UU, UE, y grandes grupos económicos pero con nada de peso en la calle y mucho menos en los numerosos barrios populares de las principales urbes del país que son evidentemente por sus condiciones materiales quienes más recienten los embates económicos del exterior pero que no han olvidado las lecciones aprendidas desde el Caracazo de 1989 muy a pesar de la tragedia en la que se ha convertido su país.
La oposición sigue empecinada en conseguir desde afuera lo que nunca podrá conseguir a lo interno, legítimidad y convocatoria genuina.