Gerardo Escamilla Rangel, propietario de «Diversiones del Bosque», recuerda que desde su abuelo, inició la tradición familiar de los juegos mecánicos que inicialmente, eran itinerantes y recorrían diversas comunidades del estado durante las fiestas patronales.
En el año 1952, narra, el Ayuntamiento de Morelia invitó a su padre Wilfrido Escamilla, a establecer un tren mecánico en un área del bosque que colinda con la calle Rafael Carrillo.
En el año de 1972, Gerardo Escamilla, quién entonces era estudiante de Ingeniería Mecánica, quedó a cargo de este negocio familiar. Debido a que cada vez eran más los visitantes, comenzó a construir más juegos y atracciones en el taller de su padre, para instalarlos en la misma zona y poder atender al amplio público de todas las edades.
Fue entre los años de 1980 y 1983, que los jueguitos mecánicos obtuvieron un documento signado por el entonces alcalde de Morelia, Rafael Ruiz Béjar, quién autorizaba, los juegos se mantuvieran en el mismo espacio.
Durante la administración de Salvador López Orduña (1995-1998), «Diversiones del Bosque» obtuvo por primera vez el permiso municipal para operar en el Bosque Cuauhtémoc, y de ahí en adelante, dicha concesión se renovaba cada año.
A inicios de este 2023, la familia Escamilla presentó su solicitud de permiso, cómo lo hacía periódicamente, pero tras casi tres meses de no obtener respuesta, fue informada el 23 de marzo, de que la concesión le fue negada y que debía retirar los juegos en 15 días hábiles.
Para Gerardo, que junto a su familia ha dedicado toda su vida a mantener este espacios y los juegos en las mejores condiciones para brindar diversión a chicos y grandes, la decision del gobierno de Alfonso Martínez Alcázar «fue un golpe duro».
Ahora, Gerardo Escamilla tiene los seis días próximos para desalojar el espacio que, durante 71 años, ha recibido durante los fines de semana a las familias que buscan un rato de diversión a costos accesibles.
Familias enteras llegaron este sábado al Bosque Cuauhtémoc para dar su apoyo a quienes integran «Diversiones del Bosque», y agradecieron los momentos de esparcimiento que han dado por generaciones a miles de morelianos.
«Le doy las gracias a la familia, porque este lugar no lo hizo el gobierno, lo hizo esta familia. Soy una persona de 60 años, que vine de niña, vine como madre y que vengo hoy como abuela, tengo dos nietos pequeños de cinco meses que la semana que entra ya no van a poder disfrutar aquí», lamentó una mujer que tomó la palabra durante la actividad.
Los diez jóvenes universitarios que actualmente trabajan en este espacio y que dependen de ese sustento para continuar con sus carreras, consideran que el nuevo proyecto del Bosque Cuauhtémoc, «es injusto».
«Todos crecimos visitando el trenecito, después la oruga, todos venimos a divertirnos en los carritos chocones. Nos da mucho gusto que les renueven su zona a los que vienen a patinar, pero no hay necesidad de erradicar los juegos a los que vienen desde bececitos de dos meses hasta adultos de la tercera edad de arriba de 70 años», expresó Ulises Velázquez.
Los ciudadanos que se niegan a que desaparezcan los jueguitos del bosque exigen al gobierno municipal que realice una consulta en la que puedan expresar su descontento con su propuesta y así, mantener esta tradición moreliana.