Villamar, Michoacán.- El paisaje que ofrece un lago de 400 metros, junto a hoyos hervideros, pozos de aguas termales y un campo verde abierto repleto de vegetación diversa, fue por años uno de los mayores atractivos turísticos del municipio de michoacano de Villamar, pero hoy, esta paradisiaca locación natural llamada “Los Negritos” es un cementerio ilegal en el que afirman habitantes, hay cientos de cuerpos enterrados.
Historiadores afirman que en el año de 1900, una fuerte explosión que provenía del subsuelo abrió un cráter del que emanó agua y que dio lugar a la formación de un lago al que los pobladores nombraron “La alberca”, un depósito del que hasta hoy se desconoce su profundidad.
El lago se ubica en un predio comunal llamado “Los Negritos”, también conocido antiguamente como “Los Pocitos”, el cual tiene una dimensión de entre 70 y 100 hectáreas localizadas entre los municipios de Villamar y Venustiano Carranza, en las cercanías del Lago de Chapala, una región con actividad geotérmica.
La belleza del lago, la tranquilidad de las arboledas y el poder curativo que afirman los lugareños, poseen el barro azufrado y las aguas termales que brotan del suelo, fueron, hasta hace diez años, el punto idóneo para la convivencia familiar y las visitas turísticas, pero el crimen organizado se apoderó de este espacio para convertirlo en una zona de desapariciones y fosas clandestinas, que hoy luce desolado.
En el lugar, únicamente se observa desde hace tres semanas a un pequeño grupo de agentes de la Fiscalía General del Estado (FGE), quienes paulatinamente han logrado extraer 23 cuerpos, de los cuales, ocho ya fueron identificados.
Isis del Rocío Macías, del colectivo de búsqueda de desaparecidos “San Pedro Caro en Búsqueda de Ángeles”, afirma que cuando habitantes se percataron de que en “Los Negritos”, criminales depositaban los restos de sus víctimas, la gente dejó de visitar el parque ecológico.
“Ya tiene varios años que la gente comenzó a dejar de frecuentar dicho lugar. Nos comentan desde el anonimato que había personas a las que lanzaban vivas a los pozos, desconocemos a cuantos grados estén, pero creemos que esos cuerpos ya no se pueden rescatar”, refirió. Otras de las víctimas eran arrojadas al lago, donde han muerto personas ahogadas debido a que “se hacen remolinos dentro y es muy difícil sacarlos (los cadáveres)”, dijo.
Otro habitante de Villamar, que solía acudir a “Los Negritos” y pidió omitir su nombre por su seguridad, compartió que, desde ese punto, continuamente se escuchaban balaceras en las que eran utilizadas metralletas y otras armas de grueso calibre.
“Cómo no íbamos a saber que aquí enterraban gente si yo soy de aquí, oíamos las balaceras y me retiraba; se oye la ‘tronata’ de Sahuayo, de Villamar, sobre todo las metralletas a todo vuelo”, asegura el hombre, que pese a la situación dice no tener miedo de habitar en ese municipio.
En “Los Negritos”, la FGE apoyada por un binomio canino, continúa la búsqueda de más cuerpos, pues de acuerdo a los habitantes, pueden existir hasta 500 cadáveres en ese predio.