Ambiente


Los transgénicos no han ayudado a aliviar el hambre: UCCS

 / Colima3.0

Lejos de traer beneficios, el uso de transgénicos ha traído contaminación y ha incrementado los problemas de salud, aseguró la doctora Elena Álvarez-Buylla Roces, integrante del Consejo Directivo de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS); quien advirtió que tampoco ha disminuido el uso de agrotóxicos (glifosato), además de que no se puede controlar la siembra de transgénicos, por lo que los riesgos aumentan.

Durante la presentación del libro “El maíz en peligro ante los transgénicos” que se realizó ayer por la noche en el Archivo Histórico y Hemeroteca de la Universidad de Colima, la especialista en áreas de genética molecular, desarrollo, ecología y evolución de las plantas advirtió de la amenaza a la seguridad alimenticia del mundo con los productos genéticamente modificados.

Un peligro con mayor relevancia para un país como México, dijo, donde todavía el 75 por ciento del maíz que consumimos se produce en las manos de agricultores campesinos en pequeñas unidades de producción, pero “se podría cancelar la sobrarían y la autonomía alimentaria que debemos de cuidar”.

Expuso que los transgénicos es una tecnología que a pesar de todas las grandes promesas que hizo, solamente ha aterrizado dos desarrollos comerciales. Uno en cuanto a las líneas de resistencia a plagas que produce un gen, una bacteria de suelo; “que las compañías pudieron apropiarse porque pudieron clonar estos genes e introducirlos con técnicas en los genomas del maíz, soya y otras plantas de cultivo comercial. Y sin duda han hecho mucho dinero”.

Por otro lado generaron líneas tolerantes a una herbicida que prometía era inocuo, pero ahora sabemos que es altamente tóxico. “No queremos que llegue los transgénicos a la tortilla, al alimento básico y la ciencia también dice que eso implica riesgos importantes”, añadió.

PROMESAS INCUMPLIDAS

Elena Álvarez-Buylla recordó que las promesas de los transgénicos era que iban a aliviar el hambre del mundo, pero “no hay una sola hectárea de producción de transgénicos en los pocos países en donde se siembra: Estados Unidos, Argentina y desgraciadamente de Europa el único país que ha sucumbido las presiones del capitalismo norteamericano en España; pero ninguna de las hectáreas ha servido en estos 20 años para alimentar a un solo hambriento en todo el mundo. La promesa no se ha cumplido”.

Tampoco ha disminuido el uso de agronómicos, agregó, “al contrario, en los países ha aumentado el problema. Con el aumento de glifosato hay una aumento en la permanencia de autismo, de enfermedades renales y de otras que una investigadora de Estados Unidos argumenta y demuestra con datos cada vez más difíciles de revertir”.

“Están asociados el consumo de glifosato y la exposición a éste que es el herbicida más presente en los aerosoles, en el suelo, en el agua, e inclusive en los fluidos humanos, en la leche materna, en la sangre, en la orina de las personas en los país en los cuales se está usando glifosato, que ahora se sabe que es cancerígeno, un tóxico que no debería de estar usándose en la agricultura y mucho menos en los alimentos que consumimos.

Aunado a ello estos productos modificados genéticamente no son baratos porque son manejados de manera monopólica, por lo que inclusive son inclusive más caros que las semillas orgánicas, ponderó, “pero además desde el punto de vista biológico es absurdo pensar que el introducir transgenes a través de las complejas redes y sin entender la de interacción genética y los complejos mecanismos de desarrollo que se están afectando la base más fundamental que es el DNA; van a poder predecir sus efectos. Es absurdo pensar que estos efectos van a ser simples, controlables, puesto que los seres vivos no se puede ni controlar ni hacer ingeniería con ellos”.

FUTURO INCIERTO

La investigadora integrante de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad agregó que hay un aislamiento de incertidumbre, riesgos y peligros desde el nivel de la construcción, pasando por el nivel del genoma de la planta integrada del ambiente, y de las condiciones sociales, económicas y culturales cuando se liberan estos transgenes a la agricultura y se dejan esparcir por la cadena alimentaria.

“Nos parece profundamente antiético que los científicos que tienen conocimiento de este tipo de incertidumbre no lo reconozcan. En ciencia es tan importante reconocer lo que podemos explicar, pero mucho más lo que no podemos explicar, y en este caso estamos expuestos a un experimento sin controles, que desde luego ha implicado beneficios económicos para algunas pocas corporaciones y científicos asociados, pero riesgos públicos inadmisibles y algunos de ellos irreversibles”.

“Es imposible controlar a los transgenes una vez que se liberan en los cultivos al ambiente, es una mentira esto de la (inaudible) que nos quiere vender el gobierno de México, entre los maíces transgénicos y los no transgénicos, es decir, esta base imprescindible del futuro de la alimentación derivada del maíz o de la soberanía alimentaria.

Aseguró que hay una cantidad de evidencia de que existe una correlación entre la prevalencia de autismo y otras enfermedades y el aumento de usos de estos transgénicos y el glifosato. Se han hecho estudios en ratas que presentan grandes tumores cuando son alimentadas por estos productos. Lo mismo ha pasado en vertebrados.

AVANZA LA CONTAMINACIÓN

Álvarez-Buylla Roces recordó que en un principio se dijo que los transgénicos no llegado a Oaxaca y después Monsanto anunció la liberación masiva de maíz transgénico en México, argumentando que no había porqué preocuparse, sin embargo después se comprobó que eso era una mentira, “se demostró cual manipulable es la ciencia cuando hay intereses corporativos que no les convenía que esta información saliera a la luz.

“A pesar de ello nosotros insistimos y en el 2008 empezaron a salir nuestros artículos en una revista de alto impacto y la misma Sol Ortiz tuvo que aceptar que no había duda: los maíces de Oaxaca en algunas regiones sí tenían contaminación. Y no solamente en Oaxaca, sino desgraciadamente en otros estados ya empieza a haber contaminación, la cual es aún incipiente, reversible. Estamos en un momento clave para seguir insistiendo al gobierno que hoy por hoy ha sido forzado por el poder judicial a detener cualquier liberación de siembra de maíz transgénico en todo el país”.

“Hasta ahora la liberación de estos organismos genéticamente modificados ha implicado riesgos inamisibles desde el punto de vista social, económico, de salud, ambiental, legales y públicos, y sí beneficios privados. Y esto, y no la ciencia, es lo que explica que se sigan expandiendo.

De la misma forma la científica denunció que “ha habido un entorpecimiento voluntario de parte del gobierno y de sus técnicos para asegurar la bioseguridad de la población mexicana, y hay evidencia clara de colusión de los intereses monopólicos, de los protecnólogos asociados, con los funcionarios públicos”.

Dentro de las conclusiones del estudio que se encuentra en el libro, finalizó la especialistas, es que la UCCS está exigiendo la prohibición permanente a la liberación de este tipo de transgénicos, “creemos que de todos los tipos de transgénicos, no hay ninguna razón ni necesidad para arriesgar la base de la alimentación y la agricultura”.

26 octubre, 2014
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