César Vázquez / @LetraMia
Morelia, Michoacán.-Más de cinco mil estudiantes, maestros, campesinos, miembros de organizaciones sociales y hasta amas de casa participaron en la mega marcha que se realizó en la ciudad de Morelia para sumarse a las exigencias de justicia por los muertos de Ayotzinapa, Guerrero.
¡Ayotzinapa, aguanta, que Michoacán se levanta! Eran las arengas de un espíritu combatiente que se alimenta de la lucha y de la indignación que genera el abuso de autoridades.
Ninguna muerte tan atroz se había vivido en México desde la matanza de Tlatelolco, de la que tampoco nunca hubo responsables; estos dos golpes contra la comunidad estudiantil marcan la historia de México.
“Por eso esta marcha, contra el atropello de las autoridades pero sobre todo porque no estamos dispuestos a permitir una vez más que este crimen quede impune; nos unimos a los camaradas de Ayotzinapa que exigen la salida de Ángel Aguirre”, exigió un estudiante normalista de Tiripetío que participaba en la Marcha.
Fueron diversos frentes sociales los que marcharon en esta protesta pacífica, pero ninguno quiso dar una postura particular para no adueñarse del movimiento, pues coincidieron que todo esto es en apoyo a los normalistas de Ayotzinapa para que se haga justicia, y fue un acuerdo que nadie se aprovechará de la protesta generalizada de todos los grupos sociales vulnerados.
Incluso al salir de Xangari, donde se organizaron los contingentes, había un ligero desánimo porque sólo se reunieron inicialmente un promedio de mil personas, por lo que incluso se comenzó a redactar en algunas pancartas que vale más un estudiante en pie de lucha que cien en una aula.
Pero poco a poco, conforme avanzaba el contingente, se fueron sumando más integrantes, al llegar al centro de la capital michoacana el contingente ya ocupaba casi tres cuadras de la protesta que siempre defendió ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
El contingente marchó directo hasta las nuevas oficinas de la delegación en Michoacán de Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), organismo que fue acusado de ser partícipe de las traiciones que comete el Gobierno Federal contra la sociedad, y en este caso contra estudiantes.
Le reprocharon que tras casi 20 años de desapariciones forzadas, en México no se tiene ninguna autoridad que purgue una condena por sus actos, ni hay siquiera recomendaciones que señalen a las autoridades como las autoras intelectuales y materiales de los más de 23 mil desaparecidos que se han registrado en el país en los últimos dos sexenios.
Pero sobre todo, porque no actuó en Ayotzinapa, llegaron tarde y aún hoy no han contribuido a que las autoridades federales se hagan responsables de los abusos que cometen contra el pueblo.