Morelia


Sigue juicio por feminicidio de Guadalupe Del Toro la ruta del cansancio

La impotencia quiebra la voz de Verónica Del Toro, su cuerpo tiembla tratando de contener la indignación. Ha perdido la cuenta de cuántas audiencias han sido diferidas en el juicio por el feminicidio de su hermana Guadalupe, hoy una más.

En diciembre habrán de cumplirse dos años de que Martín arremetió a golpes contra su esposa Guadalupe y la estranguló, fue en vísperas de navidad, cuando ella acudió a llevar un regalo de cumpleaños que había prometido a su hijo menor. Tenían ya nueve meses separados.

Una espiral que repite su ciclo una, y otra, y otra vez, ha sido para la familia de Guadalupe el juicio que se sigue contra Martín: desde su etapa previa, luego al dar inicio, y ahora, en proceso de desarrollo. La suspensión de audiencias ha sido la característica.

Hoy nuevamente la determinación del juez ha sido velar por los derechos del imputado; una vez más es el argumento de quién encabeza su defensa y si ésta se encuentra o no preparada para la audiencia. La lógica del cansancio para que la familia desista de su exigencia de justicia, parece ser la tónica del juicio.

Cada audiencia familiares de Guadalupe se desplazan desde Zamora para estar presentes, prorrogarlas significa para ellos no solo gasto económico, sino un desgaste emocional frente a la impotencia de ver el letargo en el caminar del sistema de justicia michoacano.

“De verdad que uno a veces siente que no tiene fuerzas para seguir adelante”, dice Verónica a los reporteros que la abordan tras suspenderse la audiencia de este jueves. Ella agradece la presencia de la prensa, pues asegura que los jueces, se comportan de diferente manera cuando no hay medios de comunicación presentes.

Guadalupe estuvo casada con Martín durante 16 años, y mantuvo en silencio la violencia de la que fue objeto por parte de su esposo. En abril de 2019 ya no pudo más, y se fue de su casa, con el dolor de dejar en ella a sus dos hijos quienes, acabaron por asumir que los golpes contra su madre eran algo normal.

Fueron los celos de ver que Guadalupe rehacía su vida y empezaba a salir con otro hombre lo que detonaron la determinación de Martín. El 23 de diciembre dejó a sus hijos con familiares y esperó solo en su casa a que Guadalupe llegara.

Ella ya no volvió nunca a festejar una navidad, el 24 de diciembre su cuerpo yacía semienterrado en las inmediaciones de la colonia La Aldea, en Morelia, en donde fue localizado por las autoridades siete días después.

El horror de pensar en el rostro de Guadalupe carcomido por los perros que la encontraron antes que el Ministerio Público, agobia a su familia. El imaginar los golpes que sufrió, el dolor que sufrió y el miedo de estar sola, se prolonga a la par del juicio contra su feminicida.

“¿Cómo va a ser que uno recupere el sueño?, ¿cómo va a ser que uno recupere la paz y la tranquilidad?, ¿cómo se van a resarcir todos estos daños de manera integral?, no hay forma”, se lamenta Verónica, mientras su madre y hermana observan calladas a distancia.

Martín se quejó que los defensores públicos que tenía al lado no eran sus abogados, se mantuvo en señalar que desconocía porqué se le habían cambiado pese a que el juez le recordó que en la semana un oficio con su firma llegó a su oficina, en donde él propio Martín retiraba de su defensa a quienes había contratado. De ahí que se le designaran unos defensores de oficio en tanto define nuevamente quién lo va a representar.

Los nuevos defensores argumentaron no haber tenido tiempo de estudiar el caso por lo que solicitaron el diferimiento de la audiencia; la Fiscalía recordó al juez que anteriormente ambos defensores ya habían representado a Martín por lo que conocían del asunto. La determinación no varió a las múltiples ocasiones en que el imputando ha cambiado de abogados, por lo que la audiencia fue reprogramada.

“Esto es una manera de volver a ejercer el poder que él tiene”, se lamentó poco después Verónica, “es un patrón de conducta que el acusado ha realizado desde el inicio del proceso, de cambiar constantemente de defensa, pasa de defensa privada a pública, luego nuevamente a privada y luego pública, no me queda la menor duda que es una estrategia para alargar el proceso y hacerlo más cansado. Es una manera de seguir controlando y ejerciendo poder y lo que hace es obstruir el derecho al acceso a la justicia”.

7 octubre, 2021
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