“Si el gobierno federal no hace su deber constitucional de asegurar la frontera sur de EE.UU., el estado de Texas lo hará”, dijo el gobernador de dicho estado, Rick Perry, según The Washington Post.
Unas cuantas horas después, Perry activaría una Guardia Nacional de al menos mil elementos, con la intención de frenar a los migrantes indocumentados que intentan pasar de México a EE.UU.
Una de las excusas del mandatario texano fue combatir las actividades de los distintos cárteles del narcotráfico, que tienen lugar en la zona fronteriza. De esta manera se aplicarán medidas para bloquear el flujo económico de estas organizaciones, las cuales han convertido el estado en su refugio y paraíso.
Ante lo que el mismo Perry consideró una “falta de respuesta” por parte del presidente norteamericano, Barack Obama, el gobierno texano simplemente hará uso de sus derechos, por lo que se dijo estar preparado en caso de que la administración federal tome acciones legales contra esta decisión.
Elementos del Departamento de Seguridad Pública de Texas y de la Guardia Nacional del mismo estado, son quienes se encargarán de sellar la frontera con México, explicó Perry en conferencia de prensa, acompañado por Greg Abbott y otros funcionarios estadounidenses.
En cuanto al delicado tema de los menores migrantes no acompañados, Perry aseguró que serán detenidos por la Guardia Nacional de Texas, para luego ser entregados a la Patrulla Fronteriza y proceder con su deportación.