Sexualidad


“Thinspiration”: ¿tendencia o trastorno social?

Benjamin Malik / Avant Sex

(24 de enero, 2014).- Existe un creciente fenómeno en internet relacionado con el culto al cuerpo, que se ha transformado en uno de los trastornos sintomáticos de nuestra época: “thinspiration” o “thinspo” (una fusión de “delgado” e “inspiración” en inglés), que es un lema originalmente concebido por el movimiento de “Body Positive”, pero que se ha visto agravado, en gran medida, por el imperio de la imagen que modela un ideal de la belleza.

La tendencia consiste en mujeres de todo tipo de edades y niveles socioeconómicos, que publican en sus redes sociales, fotos de ellas mismas o de esbeltas modelos, como “inspiración” para lograr la ansiada meta de bajar de peso y tener un cuerpo con delgadez extrema, aproximándose de manera peligrosa a diversos desórdenes alimenticios. Otras vertientes de este fenómeno se han hecho manifiestas en taglines como “thigh gap” (el espacio entre los muslos), o “bikini bridge” (el puente de bikini). Detrás de esto, evidentemente queda en evidencia toda una maquinaria del deseo y la objetificación del cuerpo.

Se trata de un ideal que se ha construido al enaltecer a los cuerpos femeninos delgados, asociando este tipo de “belleza” con una serie de efectos positivos, incluyendo la felicidad, la autoconfianza, el éxito romántico y la atracción sexual. La abundancia de la imagen en la comunicación masiva, donde se ha diluido la frontera entre el entretenimiento y la publicidad, hace que la mayoría de las personas del planeta consuman permanentemente ideales de estilo de vida que prometen recompensas, los cuales son representados por “modelos” que, como la palabra sugiere, se deben imitar.

La Asociación Americana de Obesidad (The Obesity Society), ha proyectado el número de mujeres insatisfechas con su imagen corporal, que es del 90% y se calcula que el 75% de las revistas para mujeres incluye por lo menos un anuncio o artículo sobre cómo modificar la apariencia a través de dieta, ejercicio o cirugías cosméticas. Según David Gardner, de la Universidad de Toronto, el número de artículos publicados que refieren a dietas se ha incrementado un 70% en los últimos años –algo que se explica por el hecho de que cuando las revistas incluyen la palabra dieta en su portada, suelen vender miles de ejemplares más–. La dieta, como el sexo, vende (lo que la dieta vende es sexo).

Al entrar al perturbador y tristemente seductor mundo del “thinspiration” uno se ve asaltado por innumerables imágenes de abdómenes evanescentes, diminutas cinturas, brillos en la piel, cadenas en el ombligo que hacen ecos visuales de las curvas del cuerpo, fotos del antes y el después que celebran la transformación. Fotos de las hordas de Ana (término sublimado de anorexia) y Mia (de bulimia) con sonrisas radiantes, fotos de jugosas frutas y dietas, fotos de modelos sin rostro tomadas con sus smartphones contra el espejo, sólo con un torso exageradamente consumado, envidiable, y con el meme que ha crecido alrededor del “thinspo” llamado “thigh gap”.

La tendencia del “thinspiration”, aunque tiene un claro, y por momentos, inevitable coqueteo con el trastorno alimenticio y con la disociación de la imagen corporal, no solamente tiene una connotación negativa; es un tema más complejo. Es innegable que para muchas mujeres que sufren de obesidad, estos espacios digitales sirven de verdadera inspiración; en ocasiones se comparten tips saludables e historias de éxito, se forman comunidades que motivan y aconsejan.

Por otro lado, organizaciones como Pro-Thin y Pro-Ana Nation defienden que la “anorexia es un estilo de vida y no una enfermedad” y sostienen que el sobrepeso es desagradable y el control es hermoso. La proliferación de estas organizaciones en pro del “thinspo” no puede entenderse sin las redes sociales en las que impera la imagen: Instagram, Pinterest y Tumblr, las cuales se encuentran atestadas de tags y boards temáticos alrededor de la inspiración a adelgazar; aunque muchos de ellos, con advertencias de otras instituciones en contra de los desórdenes alimenticios a un lado de las fotos que revelan el ideal de la belleza femenina de nuestra época llevado al paroxismo.

Por más extraño que parezca ver a cientos de mujeres adolescentes publicar miles de fotos de modelos delgadas, el fenómeno obedece a una desviación o confusión de un deseo primordial: el afecto, o en un sentido más burdo y reduccionista: la seducción. La antropología digital del “thinspiration” es a fin de cuentas una manifestación más de la gran grieta psíquica de la sociedad actual: las ansias afectivas que no logran expresarse más que como miedo y la cosificación del cuerpo femenino como subproducto de un histórico patriarcado.

25 enero, 2014
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