Sarai Díaz / @Sarai3_0
Morelia, Michoacán.-Un mes de dolor, de búsqueda y de lucha es lo que han vivido los padres de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos la noche y madrugada del 26 y 27 de septiembre en un acto protagonizado por la Policía Municipal y en supuesta colusión con el crimen organizado. Hasta la fecha y pese a los 52 detenidos, no hay respuesta, nadie sabe nada, todos son inocentes.
Estos hechos violentos han conmovido a México y al mundo, entre estudiantes, maestros, indígenas, intelectuales, académicos, actores, cantantes, escritores y población en general, al igual que organizaciones como la ONU, Amnistía Internacional, Human Rights Watch(HRW) se han unido en voz y lucha para exigir al gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto la presentación con vida de los 43 jóvenes.
La presión nacional e internacional provocó que cuatro días después de estos sucesos, el alcalde de Iguala, José Luis Abarca solicitará licencia y huyera del estado junto a su esposa María de los Ángeles Pineda, presuntos autores intelectuales de los ataques perpetrados en contra de los normalistas, según lo declarado recientemente por el procurador de Justicia, Jesús Murillo Karam.
Esta misma presión llegó al gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, quien el pasado 23 de octubre informó sobre la solicitud de licencia que había hecho al Congreso del Estado, con el firme propósito de no entorpecer en las investigaciones del caso. Afirmó que durante su mandato informó a la Federación sobre los presuntos nexos del alcalde de Iguala con el crimen organizado.
Las fosas
El pasado 5 de octubre fueron localizadas seis fosas clandestinas en Pueblo Viejo, La Parota y Loma del Coyote en el municipio de Iguala, luego de las declaraciones de uno de los detenidos. En el lugar fueron localizados 28 cuerpos calcinados, que de acuerdo al peritaje de la Procuraduría General de Justicia del Estado, no pertenecían a los estudiantes desaparecidos.
El 24 de octubre, la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) informó sobre la localización de nueve fosas más en la misma zona de La Parota, Plácido Valerio, dirigente de la organización declaró que en las fosas se veían recientes, “la carne es semirroja, revuelta con tierra. Hay mochilas, zapatos y lapiceros», sin embargo no abundó sobre el número de cuerpos que fueron encontrados.
En un comunicado, la Procuraduría informó que las fosas cuyo hallazgo había anunciado el dirigente de la UPOEG, eran las mismas que ya se habían sido descubiertas y abundó que hasta este domingo habían sido localizados 38 cuerpos, que en un panorama no muy alentador para los padres de familia, podrían pertenecer a los jóvenes desaparecidos desde hace un mes.
Cabe mencionar que por presión de algunas organizaciones sociales como Amnistía Internacional, ONU y los padres de familia de los desaparecidos, pidieron la colaboración de los peritos argentinos con las autoridades mexicanas a fin de que exista claridad en las investigaciones y análisis de los cuerpos para su identificación.
El dolor de los padres de familia
A un mes de los hechos ocurridos y ante la falta de respuestas, los padres de los jóvenes dieron un ultimátum al gobierno para exigir la aparición con vida de sus hijos, «estamos hartos de que no nos digan nada, de que sólo nos tengan en la espera. Estamos llenos de rabia y haremos lo que sea para dar con el paradero de nuestros hijos», reclama uno de los padres.
Otro externa que no confía en el gobierno ni en su estrategia para la localización de su hijo y demás compañeros, «Supuestamente tienen aparatos de inteligencia para buscar a los 43 compañeros y donde están sus pendejos aparatos que nada más utilizan para los chingados desfiles».
Pese a su dolor no se dan por vencido, siguen en lucha, de casa en casa, con fotografías en mano del hijo que no ha visto desde el pasado 26 de septiembre, «mi hijo está vivo, él será maestro», expresa una madre quien aún tiene fe de verlo con vida, confiando en que su vástago está privado de su libertad en algún domicilio de Guerrero.
Ante la desesperación otro manifiesta que ya le han quitado a su hijo, ya no tiene nada que perder y luchará hasta encontrarlo, aunque eso signifique la muerte, “El plan de lucha se mantiene y estamos decididos a todo. Si es necesario perder la vida por buscar a nuestros hijos, no importa. Ya basta de burlas del gobierno”.
Fue la noche y madrugada del 26 y 27 de septiembre, estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa se trasladaban a Iguala para realizar ‘boteos’ y reunir recursos para trasladarse a la Ciudad de México, para participar en la marcha por el Aniversario de la Matanza del 2 de octubre. En su trayecto fueron atacados a balazos por elementos de la Policía Municipal de Iguala.
El ataque dejó como saldo 3 normalistas, un futbolista del equipo Los Avispones de Chilpancingo, el chofer de la unidad y una mujer que viajaba en taxi asesinados, así como 25 heridos y 43 estudiantes desaparecidos, quienes hasta este domingo 26 de octubre, no han sido localizados, ni vivos ni muertos.